jueves, 6 de agosto de 2009

La tumba de los recuerdos que ya no están.

Explorando en la mente en busca de recuerdos, la única imagen que se proyecta es un paisaje ficticio brumoso. Un gran lago gris cuya agua no se mueve y al ser tocada se espesa y engulle. Poco se puede recuperar de ahí, y lo recuperado es difuso, sin forma, ficticio... asumiblemente real. Si el conjunto del pasado conforma el presente, y la percepción del pasado desde el presente es un conglomerado ajeno, irreconocible y amorfo, el hoy no será recordado mañana como tal. Volverá a ser engullido por el lago, será homogeneizado por él. El hoy dejará de serlo para convertirse en aquello, algo que no se puede recordar y que, sin embargo, conformará la personalidad de mañana. Como un gran edificio construído en una base líquida.

Uno se siente desnudo sin recuerdos de verdad.

3 comentarios:

  1. Mucha figurita literaria...
    No creo que exista "recuerdos de verdad", son más exactos cuanto más medibles e informacionales sean si acaso.
    Tampoco comparto ese desamparo por la situación expuesta, si voy de A a B, estoy en el camino, en el viaje, llamémosle C y eso es lo que importa, el viaje, no de donde vengo ni a donde voy.
    Aunque sí creo que el pasado en su mayoría ficción desde el momento que ya no es presente, sobre este tema concretamente en el apartado de la identidad escribí aquí http://www.fotolog.com/nashim/46211881.

    NT

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  2. Hablando de ello con una amiga: "Siempre he querido ser un pez de colores. Ellos solo tienen 3 segundos de memoria, lo que significa que cada tres segundos todo cambia. Es rodear mil veces la misma pecera y no conocerla nunca, porque si tardas tres segundos… todo es nuevo otra vez"

    NT

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  3. A un enfermo de Alzheimer no le debe hacer puta gracia. O a lo mejor sí...

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