miércoles, 19 de agosto de 2009

La Travesía de Verne (II)

Verne sale el último del aula. Al atravesar el umbral de la puerta un compañero de clase se le acerca.

-¡Ey Verne, tío! ¿Cómo te fue el examen?

Sin levantar los ojos del suelo Verne le responde.

- ¿Conoces la sensación que se tiene cuando te ves a ti mismo desde una perspectiva superior que se va alejando hacia el techo? Te ves ínfimo, caricaturizado. Y sobre todo, inmóvil. En cambio, ves el resto de objetos y personas moviéndose, pero sin delimitación entre un cuerpo y otro. Al rato comienzan a acelerarse con una extraña energía centrípeta y las imágenes se van fusionando hasta convertirse en un maremagnum unicolor que gira alrededor de tu imagen congelada. Eres consciente de todo lo que pasa alrededor pero no piensas en nada al mismo tiempo. Pero, cuando te das cuenta, apareces de nuevo dentro de ti, en primera persona, tomando una bocanada de aire como si acabaras de salir del agua.

- ¿Cómo? Te preguntaba que qué tal te había salido el examen. Lo pusieron fácil.

- Ah... ya. Nada. Que me quedé en blanco.

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